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25 May, 2012
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Por Víctor Peralta
Alternativa Revolucionaria -New York-

Un torbellino de protestas, manifestaciones y actos de desobediencia civil se han venido registrando a todo lo ancho de los Estados Unidos, en respuesta al asesinato brutal e injustificado de Trayvon Martin, a manos de un frustrado aspirante a policía, enganchado a vigilante callejero en el pueblo de Sanford, Florida, quien luego de 45 largos días de impunidad fue finalmente apresado y acusado por Angela Corey, procuradora fiscal especial para el caso.

La complicidad del departamento de policía, del ministerio público y demás autoridades son más que evidentes. La negativa a presentar al acusado por ante un gran jurado, que tenía la autoridad de presentarle cargos de asesinato en primer grado y por el contrario dejar la acusación en manos de la fiscal especial la cual sólo podía acusarlo de asesinato en segundo grado, así lo demuestra. Comprobado está que George Zimmerman, asesino de Trayvon Martin, siguió de cerca al joven afro-americano y le disparó a mansalva por el único hecho de
parecerle sospechoso al llevar puesta una sudadera con capucha, popularmente conocida como “Hoodie”, para luego acogerse a la defensa propia. Aunque el jefe de la policía local se haya apartado del caso hay evidencias de que ha influenciado para que los cargos fuesen menores.

Todo esto no es un hecho aislado, es parte del racismo y prejuicio racial que existe aun, dentro de una parte importante de la sociedad norteamericana, principalmente la anglosajona.

En la ciudad de New York, bajo el amparo de la ley “Stop and Frisk” (detener y cachear), durante diez años se ha estado sometiendo a los jóvenes latinos y afro-americanos de los vecindarios más populosos y empobrecidos de la ciudad, a un asedio discriminatorio constante.

Basta que seas miembro de una de las minorías raciales y camine por una calle cualquiera de uno de esos vecindarios populosos, para sufrir en carne propia la desconsideración de ser detenido, registrado y cuestionado por la policía con la excusa barata de parecerse a alguien que han estado buscando.

Solamente en el año 2011, 684,000 personas, el 87% de ellas latinas y afro-americanas, fueron detenidas, registradas y cuestionadas sin haber cometido ningún delito, más que el ser parte de una de las dos minorías más numerosas de la ciudad de New York, con el agravante de que en el 90% de esos casos se utilizó fuerza física excesiva. Hecho que ha provocado preocupación en las agencias federales.

Dentro de ese contexto el asesinato de Trayvon Martin ha revigorizado las demandas de las organizaciones comunitarias, sociales de derechos humanos en su exigencia de ponerle un alto a las medidas legales, como el “Stop and Frisk”, que le sirven de tapadera a elementos racistas enquistados en los principales estamentos policiales de la nación norteamericana.

Expresamos nuestra solidaridad con la familia de Trayvon Martin y demandamos justicia para que el asesino pague su culpa.

El prejuicio racial persiste

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